miércoles, 15 de junio de 2011

ALUCINE



THE AUSTRALIAN PINK FLOYD SHOW. Día: 8 de abril. Organiza: Fundación Salamanca. Lugar: Multiusos. Entrada: 1100 personas.



Cuenta la leyenda que el mismísimo Chaplin se presentó a un concurso de dobles de Charlot y quedó el segundo. Esto quiere decir que hay imitadores tan aventajados que pueden superar, al menos en convicción, al original. The Australian Pink Floyd Show no son Pink Floyd -su parentesco es realmente laxo-, pero lo mismo si asistimos a uno de sus conciertos, como el del viernes resulta que reproducen las míticas canciones de la banda con más fidelidad a las grabaciones originales que las que pudieran presentarnos los peleados Waters o Gilmour. Así, lo que era una quimera, se transforma con la coartada del homenaje en una fantástica ilusión: Pink Floyd existe y suenan exactamente como nos gustan, incluso en sus diversas etapas. Desde los primeros desvaríos psicodélicos del majareta Syd Barrett hasta el ambicioso conceptualismo de The Wall, pasando por su etapa blues-rock británica, o su esencial irrupción en el rock sinfónico con Alan Parsons a los mandos de la nave. No sólo eso. También se apropian de su espíritu tecnológico e innovador. Así que por primera vez, y aunque Pink Floyd, se creó a mediados de los años sesenta, estamos asistiendo en Salamanca a un concierto en el que nos colocan gafas de 3 D para ver por el techo relojes y cerdos voladores. Exacto: todo un alucine.

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